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TANTAWAWAS: UN PUENTE ENTRE EL MUNDO DE LOS MUERTOS Y LOS VIVOS

La festividad de Todos Santos es una celebración espiritual que reúne un conjunto de tradiciones que caracterizan a los bolivianos. Entre estas, destaca la infaltable mesa dispuesta para recibir a las almas de aquellos que ahora habitan en el más allá.

En dicha mesa, es muy común colocar alimentos que eran del agrado de nuestros difuntos, como sus comidas favoritas, dulces, chicha, entre otros. Sin embargo, lo que más resalta son los panes con caretillas de yeso, moldeados en forma de humanos, animales y objetos. ¿Por qué se incluyen estas representaciones en la mesa?

En Bolivia, las tantawawas son figuras emblemáticas que simbolizan la riqueza cultural y espiritual del país. Suelen tener la forma de niños o bebés y poseen un profundo significado en la tradición y religiosidad boliviana. Para la cultura aymara, los muertos tienen su propio mundo y, en él, se dedican al trabajo. Cada primero de noviembre, visitan a sus seres amados en la tierra de los vivos, trayendo consigo la lluvia necesaria para una buena cosecha.

Imagen de RPP

En el mundo de los muertos, los espíritus ya no envejecen; más bien, se transforman gradualmente en seres cada vez más jóvenes hasta llegar a ser bebés. Así, el mito y las creencias se entrelazan, y la representación de los «muertitos» se materializa en tantawawas (pan) y wawas (bebés). Existen muchas creencias en torno a las tantawawas, siendo esta una de las más relevantes.

En resumen, las tantawawas son un elemento fundamental de la cultura y espiritualidad boliviana. Representan la conexión entre la vida y la muerte, simbolizan la protección y, en ocasiones, la fertilidad de la tierra, convirtiéndose en un símbolo emblemático de la riqueza cultural de Bolivia.

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